Siempre sale el sol...

En casa nos encanta sentarnos en el suelo con unos buenos cojines, pero como son diferentes de los del sofá, decidimos construirles su propio espacio para recogerlos. Coste 0, of course... Que si una trasera de contraplacado que sobró hace siglos de  vete tu a saber que, papel-tela de empapelar de los catálogos que recogimos en la calle que debieron tirar alguna tienda de decoración, cola para papel pintado de cuando montamos el rinconcito de la cocina, un trozo de polipiel de cuando hicimos los cajones forrados de la habitación de la jovencita de la casa, dos asas de una bolsa monísima de la muerte de esas buenas de papel-cartón que nunca sabes como acabaron en tu casa y, voilà!! Una perfecta caja para el rinconcito del sillón.

     El que tiene niños o gente joven en casa, bien sabe que a lo largo de los años hay objetos que se continúan teniendo por su utilidad, pero que quedan desfasados bien por el uso, bien por los cambios en las tendencias. En este caso que nos ocupa, unas cajas de madera de pino de cuando la habitación infantil así lo requería, ya habían pasado en un segundo momento ser pintadas de color marrón y verde oscuro. Pero a día de hoy, se veían pasadas, al igual que algunas de las piezas de mobiliario de la habitación. Aprovechando que todo estaba en uso ( que buena parte de los muebles habían sido hechos a medida y continúan cumpliendo sus funciones a la perfección), aprovechamos para darle un aire nuevo a toda la habitación cambiado los colores y los complementos. Y habían quedado estas cajas tan útiles sin tocarse...       Ahora que se lleva tanto el color verde espuma de mar, era el momento de darles otro aire más juvenil y total, como la base de pintura estaba en muy buenas condicio

Si miras bien por donde andas, a veces encuentras maravillas a punto de ser desechadas. Hace unos meses encontramos unas muestras descatalogadas de papel de empapelar y tapicerias a punto de pasar a mejor vida, pero no de una forma decente. Aunque viejecitos, valia la pena darles una segunda oportunidad, y eso es lo que he hecho esta mañana. Con media horita, una caja vieja, cola blanca y tijeras, una caja nueva para guardar cualquier cosa que se nos ocurra. 

   En el jardín de el Palau Robert, en Barcelona, exposición conmemorativa de los 75 años de la agencia EFE, 25 en Cataluña. Por orden cronológico (aunque los comisarios de la exposición podrían haberlo ejecutado mejor las transiciones de unas fechas a otras y optimizado mejor el espacio, la verdad) se pueden ver unas cinco fotografías por década, comenzando por una fantástica foto en la azotea del Hotel Co lon del año 36. Interesante pasarse, no son más de 30 minutos lo que puedes tardar en apreciar todas las instantáneas y es bueno dar un pequeño repaso de tanto en tanto a la historia contemporánea de éste, nuestro país.