Siempre sale el sol...

Estas navidades, saliendo a caminar un rato por la tarde, me encontré  una preciosa caja de vino o cava (lástima que estuviera vacia!) muy bien acabada, de eses que aunque no sepas que hacer en ese momento con ella, estas seguro de que ya se te ocurrirá algo... Y dicho y hecho. La he reconvertido en una caja para hacer manualidades que puedo llevar a cualquiera de las mesas de la casa con lo imprescindible para hacer targetas, envolver para regalo, preparar mis cositas... Lo tenia todo repartido en cajones del despacho, pero me es mucho más cómodo poder coger los materiales que necesito (y que han ganado sitio con la vaciada del escritorio) y la caja para llevar todas las cosas pequeñitas. El papel de Tiger para los fondos, un pequeño toque de color, que, aunque no se ve cuando está llena, yo si sé que está ahí!  ¿A que ya la habeis visto como fondo en anteriores post?

Que tenia yo el rodillo manchado de pintura y que me digo... "Hay que ver cuanta pintura desperdiciada..." y las latas de olivas rellenas sobre la encima, limpias, mirándome fijamente, diciéndome, "no me tires, no me tires..." Total, que una vuelta de rodillo con la pintura del color de moda (que es otro cantar para lo que la he hecho servir, en próximas ediciones se irá viendo) y un poquito de cinta adhesiva del Tiger y que vamos, latas viejas, latas nuevas!!

Una lata de piña en su jugo natural. Una lata de tomate triturado. Un spray de pintura gris rociado dentro de una caja de cartón para no llenar de motitas grises la habitación. El washi tape que me regalaron para mi cumple.  Súmalo todo y le das un nuevo toque de color al despacho.  Genial!!

Antes y después de un viejo taburete... Ya en sus épocas lo habían adecentado un poco con esa mezcla de simil de piel marmóreo blanco que no se ni como llamar y que tanto se veia en las sillas de los 70. Una funda de trapillo, y listos. Ya puede salir sin pasar vergüenza a la salita si es necesario, aunque estoy pensando que una manita de pintura tampoco le iría mal...